Cuando te encuentres una persona en parada cardiorrespiratoria (PCR) debes saber que, según las estadísticas, en el 85-90% de los casos el corazón no está parado (asistolia) si no que sufre una arritmia llamada fibrilación ventricular. Se contrae a más de 250 veces por minuto de forma caótica y no bombea sangre. Como si estuviese temblando. Esto es debido a que los impulsos eléctricos que hacen que el corazón funcione rítmicamente se han descoordinado y funcionan todos a la vez.
La única forma de restablecer el buen funcionamiento de un corazón con fibrilación ventricular es dando una descarga eléctrica con un desfibrilador en los primeros minutos tras la parada. La descarga detiene la arritmia (en palabras técnicas, las células cardiacas se despolarizan) y, si las condiciones son las óptimas (tiempo transcurrido, oxígeno, otras patologías...), el corazón se reprograma y vuelve a funcionar de forma normal. Lo ideal es que la primera descarga sea antes de los cinco minutos tras la PCR y eso solo se puede conseguir teniendo un Desfibrilador cercano disponible y que los intervinientes sepan usarlo. En España el tiempo medio de llegada de la asistencia sanitaria es de 12 minutos De ahí la importancia de dotar de desfibriladores de uso público y de la formación en uso del Desfibrilador al personal no sanitario. Según el Consejo Europeo de Resucitación, si la persona recibe la primera descarga a los 3 o 4 minutos de la parada las tasas de supervivencia ascienden al 50-70%. Pero solamente en el 4% de los casos en España se usa uno. Por esto, solamente un 11% de los casos sobrevive y recuerda que hay unos 30.000 fallecimientos al año. O sea, unas 100 personas al día fallecen por esta causa (12 veces más que por accidentes de tráfico).
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